La moda del siglo xx empezó en un lugar concreto, París; esta ciudad y diseñadores franceses como Charles Frederlck Worth, Paul Poiret y Coco Chanel se convirtieron en el punto de referencia de las mujeres occidentales a la hora de vestir. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando París quedó aislada debido a la ocupación alemana, Gran Bretaña y EE.UU. se percataron de que la necesidad aguza el Ingenio y empezaron a crear sus propias tendencias de moda. La prosperidad de los años de posguerra Impulsó una cultura de juventud que desembocó en lo que hoy conocemos como moda de calle o underground.
A finales del siglo XX, el ciclo de la moda evolucionó a pasos agigantados y ninguna tendencia logró sentar precedentes. Aparecían nuevas siluétas pero a la temporada siguiente quedaban desbancadas en favor de otras. En la actualidad, las mujeres disfrutan de unas posibilidades de acceso a la moda global sin precedentes; pueden adoptar el estilo de cualquier parte del mundo, encargar ropa a través de Internet, o visitar un país lejano y adquirir prendas de vestir a su gusto. En los albores del año 2000, París, Nueva York, Londres, Milán y Sidney contaban con destacadas muestras de moda, y países como Japón, Bélgica y Elolanda lanzaban nuevos diseñadores al panorama internacional.
Durante el siglo xx, a medida que cambiaba la actitud respecto a la mujer, también lo hacía la forma de vestir de ésta; el ciclo de cambio era infinito. Algunas tendencias y siluetas se repitieron durante este período. Entre los ejemplos más obvios destacan los estilos curvilíneos con el busto realzado, las cinturas de avispa y las faldas amplias; los cortes cuadrados de estilo masculino, y las telas vaporosas y drapeadas inspiradas en la Antigua Grecia.
En 1947, el Picture Post afirmaba perspicazmente: “Nada crea tanta aversión y desdén como la moda de otras épocas. Siempre consideramos el gusto de nuestros padres por la ropa (…) intolerable. Pero también es cierto que las generaciones venideras descubren en ella una belleza nostálgica y un encanto olvidado. Una vez pertenezcan al antes de ayer, su resurgimiento será una realidad”.
El diseñador francés Christian Lacroix también ofreció su particular visión de las cosas: “La moda sigue un ciclo edípico; los diseñadores jóvenes intentan siempre recuperar la primera imagen femenina que les impresionó. Los diseñadores veinteañeros de hoy en día se muestran nostálgicos por el glamour de su infancia».
La moda del siglo XX está tejida con distintos hilos. La ropa de alta costura es exclusiva, hecha a medida para adecuarse a las proporciones exactas de cada persona. El pret a porter, en cambio, es una línea lista para llevar; las creaciones del diseñador se fabrican en serie y en tallas estandarizadas. Dejando de lado las tendencias tildadas de caras, la moda de diseño engloba incontables negocios: modistas y catálogos de venta por correo, grandes almacenes y numerosos comercios en las calles principales de las ciudades que actualmente venden ropa lista para llevar a precios más económicos.
La tecnología manufacturera también ha influido en la moda a lo largo del siglo XX. Desde la creación de las fibras sintéticas como el rayón y el nailon, hasta la llegada la costura por calor y el corte por láser, los diseñadores de moda han adoptado con entusiasmo nuevas formas de crear prendas atractivas.
A pesar de que la moda es un gran negocio, las tendencias siguen surgiendo en la calle. Los diseñadores internacionales envían a sus ayudantes a clubes, mercados a la búsqueda de ideas nuevas. Pero para estar a la última en todas las épocas basta con darse una vuelta por las calles de las ciudades más cosmopolitas.